Que cada nuevo disco de PSB provoca una expectación (mundial) es algo que no puede dejar de sorprender a aquellos que hace diez años se atrevían a declarar -con riesgo de ser lapidados- su amor por la banda. Ahora todo el mundo reconoce que ellos hace mucho tiempo que están ahí y que muchas de sus canciones forman parte de (muchos) de nosotros.
Posiblemente gracias a esa capacidad irresistible para conjugar los elementos más lúdicos de la cultura disco, con una visión melancólica e irónica sumamente sutil y profunda. «Nightlife», como indica su título versa sobre la vida nocturna y sus elementos: ambigüedad, drogas, sexo, clubbers, vampiros y desamores, noches de locura y tristes amaneceres. Expresado todo ello con colaboraciones como la de Rollo (Faithless), que regala su sello épico a temas tan potentes (y a la vez tan PSB) como «For Your Own Good» o «Radiophonic», así como en ese guiño a Bowie en «The Boy Strange»; como la de Craig Armstrong y sus cuidadísimas orquestaciones (cuerda y electrónica al unísono) que otorgan clase al dance evidente de «Closer To Heaven», así como el tono melancólico de «You Only Tell Me You Love Me When You’re Drunk», «Vampires» y el melodramático dueto Neil-Kylie Minogue en «In Denial»; y cuando buscan el sonido más disco se hacen acompañar del «rey», David Morales, que introduce su house de veinticuatro kilates en «I Don´t Know What You Want But I Can’t Give You Any More» y en «New York City Boy».
Ejemplos todos, en los que PSB vuelven a demostrar con su actitud irreprochable estar por encima de tópicos y de épocas, dejando otra vez tras de sí una estela de canciones imperecederas.
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