Hay cosas que no cambian. Tras la tempestad viene la calma, por la mañana sale el sol, me atraco continuamente de spaghetti a la boloñesa y cada rato Erasure publican un bonito disco de medios tiempos melancólicos a base de sintetizadores. Y así llevamos desde –que yo recuerde- los primeros ochenta. Aunque hayan pasado siete años sin álbum de estudio con temas propios, valga cualquier crítica de disco anterior para explicar éste. Los mismos sintetizadores retro de Clarke, la misma entonación dramática de Bell, la misma clase para las melodías pop y... menos ganas de bailar. Tal vez el reciente diagnóstico de sida a Andy Bell haya afectado al proceso creativo de “Nightbird”: la efervescencia es más esquiva y la melancolía más acusada. Decía Marc Almond que si él no hubiera metido la pezuña disolviendo Soft Cell, jamás hubiera habido sitio para Pet Shop Boys ni Erasure. Pese a momentos de inspiración máxima (“Breathe” o la disco-influenciada “All This Time Falling Out Of Love”), Clarke y Bell deberían esforzarse algo más para desmentirle. Aunque si has vendido veinticinco millones de discos para qué cambiar...
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