Soy de los que piensa que cuanto más te gusta un músico, más le debes exigir. A veces parece que todo vale y que, solamente por el hecho de ser fan de un artista debamos tener manga ancha para aceptar cualquier cosa. Me ha pasado con “Bad As Me” de Tom Waits, del que esperaba mucho y que deja una sensación rara. Tori Amos, a pesar de entregar tres últimos discos que mantenían el nivel, no había conseguido emocionarme como antes. Curiosamente, cuando no esperaba demasiado de ella, publica “Night Of Hunters” y me ha atrapa de nuevo. En un principio el concepto daba más miedo que nunca (esa anunciada asociación a la música clásica), pero en vez de engullirle ésta a ella, ha sido la propia Tori Amos quien ha sabido como adaptar ese estilo a su imaginario musical. Y el resultado es fantástico, permitiéndonos recuperar de nuevo a una artista que suena otra vez melodramática y atrevida, arriesgando como solo ella sabe y con una voz que la vuelve a propulsar como a un cohete, con esa mezcla de dulzura y salvajismo que siempre la ha caracterizado. De la apertura con “Shattering Sea” hasta llegar al cierre con “Carry”, y con perlas a medio camino como “Star A Whispering” o “Job’s Coffin”. La pelirroja más seductora del pop de los últimos veinte años nos ha vuelto a enamorar.
Así es. Llevo escuchando un par de meses el disco compulsivamente, y es una maravilla. Las adaptaciones de los clásicos son originales, emocionantes y bellos, y no pierden el estilo habitual de Tori. Un sobresaliente trabajo muy muy disfrutable y no apto para ciertos paladares.