La situación geográfica de Nueva Orleans (en la costa sur de América) favoreció la entrada de inmigrantes africanos a la ciudad, los cuales importaron su tradición musical (el baile, la percusión).
Sumen a esto la gran diversidad cultural (también había franceses, españoles, italianos, ingleses) que hizo que la ciudad fuese un foco de actividad musical rica y variada (base también de grandes jazzeros como Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Ray Charles). Más mezcla: Nueva Orleans está a un tiro de piedra de Cuba, Puerto Rico y Haití, lo que también favoreció la filtración de sonidos latinos y caribeños. Así pues, en la calentura de sus calles germinó el funk de Nueva Orleans, un estilo que tuvo como padrino a Eddie Bo (¡echen mano a la recopilación de sus singles, recién editada por Vampisoul!), The Meters y Betty Harris. Pese a no contar con el apoyo de grandes casas discográficas (predominaban los pequeños sellos como Josie, Sansu Records, Frisco…), creció un movimiento sin la visibilidad mediática de las escenas de Memphis (Stax), New York (Atlantic) y Detroit (Motown), pero con un arrojo y un groove salvaje y multi-étnico. En este trabajo de Soul Jazz tienen veinticinco muestras de lo que se coció. Todas sublimes.
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