New Blue Sun

Lo bueno de ser un genio como André 3000 es que no tienes por qué hacer siempre lo que los demás esperan de ti para gustar. Lo bueno de ser una leyenda es que tienes el suficiente crédito como para hacer lo que te da la gana sin que se ponga en tela de juicio lo que haces. Lo bueno de ser un artista revolucionario es que tus propuestas más arriesgadas se merecen más atención que las de cualquier novato que apostara por hacer el mismo tipo de música, soñaría. Lo bueno de ser André 3000 es que si “New Blue Sun”, tu primer álbum –uno de los más deseados de la historia por el público; uno de esos en los que esperas que cada frase esté cargada de significado después de años de silencio tras la disolución de Outkast– es uno de jazz alternativo/meditativo en el que la protagonista es la flauta, acompañada ligeramente por unos sintetizadores delicadísimos, sea igualmente bien recibido por ese público. Que sea, realmente, un buen trabajo.

No soy un experto en música instrumental, no he escuchado demasiado más allá de la clásica o la electrónica. Pero sí sé que la utilización de flautas ha estado presente en algunos de los proyectos más interesantes que he escuchado últimamente, por ejemplo, y por mencionar alguno patrio, el de Ralphie Choo con su productor Drummie en la flauta. No sé si André 3000 es un Woody Allen de baratillo con la flauta para un oído experto, No lo parece. Me ha gustado mucho sumergirme en “New Blue Sun”, así como he disfrutado mucho con los títulos de sus temas. Más allá de esos nombres, largos y crípticos, pero geniales, André 3000 se desentiende de la palabra, probablemente porque ya no tiene nada que decir. En 2023, si yo no tuviera que ganarme la vida, quizá también haría lo mismo.