Nepenthe

Durante unos años, cuando las ventas de discos empezaron a caer en picado y el directo se convirtió en la única vía para rentabilizar una carrera musical, fueron legión los que optaron por enfrentarse al directo con un pedal loop que les convertía en algo parecido a hombres-orquesta: Lou Barlow, Dominique A, Matt Elliott, Colleen, Julie Doiron,… nombres con propuestas bien distintas entre sí que con más o menos tino se entregaron a la repetición y el minimalismo. Supongo que debido a lo limitado del formato, pocos siguen en 2013 apostando por esta herramienta que sin embargo ha convertido en totalmente reconocible la propuesta de Julianna Barwick, quien también apuesta por la superposición de capas sonoras para trasladar al directo sus canciones, tal y como pudimos comprobar los que tuvimos la suerte de asistir a sus conciertos en España hace unos meses. Aunque la artista de Louisiana ha experimentado con otras maneras de hacer música en proyectos paralelos como Helado Negro, parece poco dispuesta a modificar su modus operandi a la hora de publicar discos con su propio nombre, y ahí siguen las circulares y delicadísimas texturas vocales arropadas por alguna que otra ráfaga de piano y sintetizador que hicieron de “The Magic Place” un tesoro para los que disfrutamos por igual de Cocteau Twins, Enya o el Misterio De Las Voces Búlgaras.

Para su tercer disco Julianna ha dejado atrás la autoproducción de corte doméstico y viajado a Islandia para trabajar en un verdadero estudio de grabación junto al habitual de Sigur Rós Alex Somers, con la colaboración de miembros de múm, Amiina y las voces del Teen Girl Choir, lo que se traduce en una mayor claridad sonora: las canciones son cristal de Bohemia que amenaza con quebrarse en el aire. “Nepenthe”, resultado de aquellas sesiones, es el paso más lógico con el que hacer avanzar un poco más una propuesta musical a la que resulta tan sencillo buscar paralelismos como complicado encontrar parangón.