Fernando Junquera nos entrega otro disco de su proyecto más personal, tomándose de nuevo total libertad a la hora de explorar los límites marcados por su guitarra. En este nuevo “Clase Media” nos encontramos ante un músico que se encuentra muy cómodo divagando entre armonías propias de las canciones mediterráneas tradicionales, sabiendo en todo momento como entrelazar los acordes de una forma sutil para prolongar la sensación de continuidad. Seguramente estas nuevas composiciones encierran más contrastes que nunca, alternándose entre el manto más reposado y por momentos sombrío propio de ‘Buen Orden’ al mismo tiempo de refugiarse en la solemnidad propia de temas como el inicial ‘Piquitos’. Así es como logra sugerir un abanico de sensaciones, donde por momentos el sonido de la guitarra logra difuminarse y fundirse en un apartado ambiental sobre el que brotan a modo de impulsos las notas. Todo esto refleja su forma de romper con el concepto de hombre orquesta, precisamente logrando registros de lo más cambiantes sin tener la necesidad de abandonar en ningún momento su instrumento, fascinando a través de la completitud técnica que pueden alcanzar sus canciones.
A lo largo del trabajo las dinámicas e influencias se van sucediendo de una forma pacífica, no dejando pasar de largo las características propias del folk progresivo en temas como ‘Balada del Niño Muerto’. En él refleja como con tan solo un instrumento y un conjunto limitado de efectos que siempre tienden a suprimir cualquier tipo de resonancia de su guitarra, es capaz de construir paisajes de lo más evocadores donde el oyente ya se encarga de redondear el resto del contenido según su estado de ánimo. Mención especial también merece el experimento mostrado en ‘Valencia Ciborg’, donde una serena discusión sobre lo que implica ser un ciborg supone el hilo conductor perfecto sobre una estructura de punteos que parecen caer como el agua de una cascada. Del mismo modo, el tema que cierra el trabajo y que supone un tercio de su duración, también supone otro salto al vacío a la hora de enfocar un nuevo formato, más relacionado con suavizar todos los bordes y reflejar de forma más prolongada el carácter imprevisible de sus canciones. En definitiva, una nueva muestra de ingenio entorno a la propia reinvención de una forma de experimentación muy poco explorada en nuestro país, donde tan solo artistas como Isasa han sido capaces de dar ofrecer la siempre necesaria vuelta de tuerca.
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