A Realidade Enganosa

No es ningún secreto que, desde hace años, la fábrica gallega de vanguardia musical no ha dejado de ir sembrando el panorama pop de propuestas más y más heterodoxas. El sello discográfico Raso está siendo una de las principales fuentes de abastecimiento en este cultivo de maridajes estilísticos engarzados entre la tradición y la modernidad. Es así como a los nombres de Baiuca o Xose Lois Romero & Aliboria, ahora hay que sumar el de Néboa: imaginario pop donde el acervo gallego proveniente de las raíces folk se entremezcla en una suerte de caleidoscopio estilístico donde caben detalles indietrónicos, como en “Límites”, o una suerte de saudade jazz, tal que en “Sácame do centro”.

De Le Mans a Milladoiro, los registros musicales se confunden en un cuerpo de extremidades cosidas por el tono neutro vocal escogido y la búsqueda de una atmósfera de contornos difuminados y evocadores que en “Non deixará porta sen abrir (rumba)” bebe tanto de los ritmos arrítmicos, cuajados entre la integración acústica y electrónica de Dirty Projectors, como de recordarnos en “13 Pereiras, 10 Maceiras, 40 Figueiras” a la Björk más minimal de “Homogenic” .

Semejante fuente de referencias responde a la ley no escrita de querer mostrar el mayor número de influencias en los debuts discográficos. Lo extraordinario de este caso es la sorprendente capacidad de asimilación de un grupo para el cual la definición estilística proviene de plasmar la línea de unión entre todas sus inquietudes. En este sentido, “A Realidade Enganosa” se erige como proverbial punto de partida de una aventura asentada en pilares, demarcados por su concepción pausada y otoñal del pop (por momentos, cercana a los últimos Talk Talk o These New Puritans), pero libre en su búsqueda de caminos que añadir a su abundante red de carreteras sónicas.