Debo reconocer que la cantidad de elogios que estaba recibiendo el debut de Natalie Prass en la prensa internacional me hizo arquear la ceja del escepticismo, y tomarme este álbum con cierta frialdad. Sin embargo a la que empezó a sonar en mi reproductor el mundo se vino abajo. Natalie no es una cantante fuera de serie, pero su dulce y frágil tonalidad vocal encaja a la perfección con la delicada producción de Matthew E. White.
El orondo músico de Virginia ya nos dejó noqueados en “Big Inner” -otro debut con el que este guarda muchas cosas en común- y ha sabido rodearse de nuevo del equipo ganador del colectivo y sello Spacebomb para no escatimar en cuidadosos arreglos de viento y cuerdas al más puro estilo Scott Walker, para acabar incluso como un tema como “It IS You” que podría encajar a la perfección en un musical interpretado por Judy Garland.
Una asociación de lujo que no tendría sentido de no contar con canciones tan sólidas como la inicial “My Baby Don’t Understand Me” o una “Bird Of Prey” que me va a acompañar durante todo este año. Soul-pop elegante, rico en detalles que, sin sonar retro, resulta de lo más evocador.
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