Hace un tiempo, no tanto tiempo, Barcelona quedó saturada por un manto de propuestas de folk mínimo –y por tanto ambicioso– de narrativa costum-brista. Casi por selección natural, todas ellas se difuminaron tras Manel. Ahora, pasada la tempestad, vuelven a asomar cantinelas de lo cotidiano: “Familia” supone una reconciliación con el género, el retorno a la anécdota (hasta la categoría).
Nacho Umbert (ex Paperhouse, ahora sin ‘La compañía’) retoma el hilo fino de su debut, “Ay…” (Acuarela, 10), pero añadiendo algu-nos segundos planos más etéreos, dispersos... Manteniendo la estructura de sus composiciones, frágiles pero solemnes, como en todo buen cuadro de costumbres –satíricas–; llámenle “Fruta prohibida”. Algo de ‘costumbrismo mágico’ también hay: el tercer largo del catalán habla de la ‘familia’, como excusa, del ‘yo’ enfrentado, de los espejos, añadiendo alguna historieta, ¿fichaje frustrado de Di Stefano por el Barça? En la producción, repitiendo, Refree, llevando a Umbert a medir fuerzas de nuevo con Bill Callahan.
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