A Billion Heartbeats
DiscosMystery Jets

A Billion Heartbeats

5 / 10
Raúl Julián — 04-04-2020
Empresa — Caroline/Music As Usual
Género — Pop

Aunque suceda con relativa frecuencia, el caso de Mystery Jets no deja de ser curioso. En sus inicios los de Twickenham parecían con opciones de comerse el mundo y no dudaron en presentaran candidatura, junto a grupos de perfil similar como The Maccabees, The Cribs o The Futureheads. Una conjetura motivada por discos como aquél estreno titulado “Making Dens” (06) que los puso en el foco o “Twenty One” (08), en los que proponían un indie-pop de guitarras tan accesible como, en su mayor parte y por aquel entonces, todavía convincente. Sin embargo, después llegaría un estancamiento que parece continuar a día de doy, con el grupo manteniendo un estatus importante en su país pero situándose en una discreta segunda división fuera de las islas.

Un frenazo que también parece extenderse a la faceta creativa de los británicos, empeñados en repetir coordenadas y aspecto a cada nuevo álbum que publican. Los trabajos firmados por el vocalista Blaine Harrison y compañía se mueven así desde hace tiempo en torno a un pop tan inofensivo como consecuentemente pulido, en la búsqueda de esa consecución que les permita alcanzar el tan añorado escalafón. Sin embargo, y en base a las moderadas virtudes mostradas en el presente “A Billion Heartbeats”, difícilmente saldrán del escollo en el que parecen inmersos, por mucho que la situación política latente en Reino Unido aporte cierta madurez al mensaje intrínseco. El cuarteto parece un grupo definitivamente rendido ante la inercia compositiva y, aunque los destellos de talento sigan apareciendo de forma ocasional (“Petty Drone”, el single “Screwdriver” que abre la referencia o “Hospital Radio” podrían ser las mejores del lote), el cómputo global se antoja demasiado escaso y ajustado como para seguir manteniendo una esperanza significativa en ellos. Y es que en el sexto álbum de estudio de los ingleses prevalece la pose roquera algo impostada, que sirve como excusa para dar paso a esa épica tan habitual en ciertos conciertos programados en estadios.

Sucede con piezas intrascendentes como “History Has Its Eyes On You”, “Cenotaph” o “Watching Yourself Slowly Disappear”, cuando no directamente bochornosas como “Campfire Song” o esa versión descafeinada (a la par que edulcorada) de Arctic Monkeys que es “Endless City”. La producción melosa y a todas luces excesiva termina de evidenciar las intenciones, añadiendo artificialidad a un producto que en último término termina degradado. Y lo que es peor: la reiteración de sus recursos comienza a señalar a una banda limitada, incluso algo obsoleta, y cuya obra cada vez presenta menos puntos de interés. Quizás Mystery Jets pretendieron en algún momento seguir la estela artística hacia el éxito de Muse o Coldplay, pero apenas se han quedado al rebufo de formaciones como Stereophonics o Razorlight.

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