My Morning Jacket han decidido titular a su noveno disco como ellos mismos, demostrando la intención de volver a sonar a sí mismos, buscando conexiones con el momento en el que se convirtieron en una de las bandas de rock más prometedoras del siglo XXI, con la publicación seguida de sus dos mejores discos “It Still Moves”, en 2003, y “Z”, en 2005. Su sonido fue descrito por algunos como unos Allman Brothers reimaginados para el nuevo milenio o como la mezcla entre el grupo de los hermanos Allman y Radiohead, y algo de eso vuelve a haber en este notable disco que les ve sonar revigorizados aunque sin alcanzar aquellas cimas de principio de siglo.
La banda llevaba desde 2015 sin publicar material nuevo (aunque el año pasado apareció “The Waterfall II”, con canciones sacadas de las sesiones de “The Waterfall”) y, tanto su cantante y líder Jim James como su guitarrista Carl Broemel habían sacado discos en solitario entre medias. Muchos se preguntaban si seguía existiendo futuro para una banda que parecía haber sido completamente olvidada. El caso es que tras reunirse para unos conciertos en 2019, con motivo del veinte aniversario de su debut, “The Tennessee Fire”, la banda decidió volver a meterse a un estudio para grabar este disco. El sentimiento de buen rollo y de música en directo se transmite en el disco, con la banda sonando en plena forma, perfectamente feliz de volver a tocar juntos y con un James en la mesa de productor buscando esa complicidad de instrumentos analógicos tocando juntos sin mucho más que añadir. “Regularly Scheduled Programming” es un inicio, además de sencillo de presentación, poco representativo de cómo suena este disco, algo a lo que más se aproxima la segunda canción, “Love, Love, Love”, con esos coros femeninos y ese monolítico riff de dos notas sobre el que James suena rejuvenecido, al igual que un Broemel encendido.
“In Color” es toda una declaración de intenciones, una canción que comienza como un suave tema country que da paso a un espectacular duelo de guitarras y termina superando la barrera de los siete minutos. Country, duelo de guitarras y canciones de más de siete minutos, parece evidente que James y los suyos entierran todas las posibilidades de ser 'cool' y se atreven a volver a hacer lo que les da la gana. Es la primera de las tres épicas canciones que forman la columna vertebral del disco, junto a “The Devil's In The Details” y “I Never Could Get Enough”. La mejor es la segunda, “The Devil's In The Details”, que les ve adentrarse sin miedo por caminos progresivos, con Jim James doblándose en la voz y pasando de mencionar a “Stranger Things” para acabar hablando de una sociedad obsesivamente consumista. La canción va subiendo lentamente en intensidad, casi imperceptiblemente, terminando en un magnífico tema de space rock. Es el tema central del disco, tanto en lo musical como en lo lírico, con un Jim James tan alejado del mundo moderno y sus redes sociales como su banda de un sonido contemporáneo.
“Penny For Your Thoughts” es puro My Morning Jacket destilado, psicodelia mezclada con rock sureño, con esos coros femeninos, un toque más contemporáneo y una banda totalmente desatada, volviendo a disfrutar a lo grande de estar tocando junta. Eso sí, mis canción favorita del disco es “Never In The Real World” en la que James canaliza al Dylan de finales de los setenta vocalmente en una preciosa intro que da paso a la mejor melodía del álbum.
Eso sí, no hay nada tan mágico o pegadizo como “Off The Record” o “Mahgeetah” en este "My Morning Jacket". Y ese es el gran problema de la banda en este disco, la química entre ellos vuelve a ser buena, el sonido es excelente, lo que les hace una banda especialmente golosa para ver ahora mismo en directo, pero los mejores momentos del disco (como el rock directo de “Complex”, la 'jam' de "In Color", ese guiño a Dylan en la retro “Never In The Real World”, los cambios de “A Penny For Your Thoughts” o el coqueteo con el rock progresivo de “The Devil's In The Details”) lo son más por los desarrollos de la banda que por contener una melodía inolvidable o arrebatadora. Aun así, un disco notable que hace volver a confiar en ellos.
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