Tras exprimir hasta la saciedad su disco de
debut con dos álbumes de remezclas en los que nombres como Lindstrøm,
Junior Boys, Juan Maclean o Dntel se apropiaban de sus canciones, aquí
llega la esperadísima continuación de “Disco Romance”. Como
el proyecto de dormitorio que es -Sally se niega a hacer conciertos en
directo- el productor y compositor de los temas, Johan Agebjörn, ha
echado el resto en pos de esa combinación de eurodisco, pop naif y
detalles kosmische, otorgándoles un mayor brillo y dejando atrás la
doméstica producción de su debut de 2006. Y así, situados en un punto
intermedio a caballo de Saint Etienne y el Lindstrøm más melódico, la
mayor parte del disco fluye entre la sensación de ingravidez que
produce el colchón de teclados y la indisimulada melancolía de la voz
de la Shapiro. La apuesta por la sofisticación tiene en como
consecuencia que no encontremos estribillos tan rotundos entre estos
“placeres culpables” como en el pasado, algo que de alguna forma
remedia la inclusión de aquel single perfecto del pasado año que fue
“He Keeps Me Alive”, que ya había aparecido remezclado por Skatebård en
“Remix Romance, Vol. 1”.
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