El año que Billy Childish tocó en el Wipe Out Festival (entrañable evento, ya desaparecido, dedicado al garage y a la música surf) el británico fue presentado como un verdadero estajanovista del rock (sic).
Razón no les faltaba. En veinticinco años de carrera Childish ha publicado unos cien elepés (los singles los dejamos para otro día). Casi nada. Por eso y por muchas razones más (una mentalidad insobornable, una actitud DIY de verdad, un talento a prueba de bombas…) el líder de Thee Headcoats se ha convertido en una referencia. The White Stripes no existirían sin él, por poner un ejemplo. “My First Billy Childish Album” es una especie de recopilatorio de toda la carrera de este mago del garage-punk que no incluye todos los grupos en los que ha estado (¡ay, esos Milkshakes!), pero que sí presenta a gran parte. Entre ellos destacan la banda que le hizo grande, Thee Headcoats, que aparecen en todas sus encarnaciones (The Sonics, The Dowliners Sect…), los seminales Pop Rivets (“Fun In The UK” transpira la misma rabia que contenía el tema de Sex Pistols que parafrasea), las adorables Thee Headcotees (versión femenina de Thee Headcoats en la que militaba una jovencita Holly Golightly) y los Buff Medways, último disfraz de Childish con el que rinde tributo al blues subterráneo y a los guitarrazos de The Who. Imprescindible es poco.
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