Hace ya muchos años que Ian Svenonius decidió convertirse en algo distinto a una estrella del rock independiente. Por vocación, eso no lo dudo. El estadounidense quisó ser un predicador gospel que usaba su voz y su cuerpo no para acercarse a Dios o rendirle tributo, sino para plantarle cara políticamente a un mundo que no le gustaba. Y lo es ya desde hace mucho tiempo, como desvela una carrera en la que las mutaciones se suceden (The Nation Of Ulysses, The Make Up, Scene Creamers, David Candy, Weird War) pero el espíritu permanece. En su segundo disco al frente de Chain & The Gang continúa a lo suyo, con la ayuda de sus The Gang (la misma banda que acompaña ahora mismo a Calvin Johnson), grabando a lo bruto y tan crudo como sea posible en los estudios Dub Narcotic junto a Arrington de Dionyso (Old Time Relijun), usando técnicas propias de los años cuarenta. El resultado, otra vez, es un disco obtuso e irregular, con momentos inspirados (“Detroit Music”, “(I’ve Got) Privilege”) y desvarios múltiples (como ese spoken word lisérgico que es el tema titular). Como de costumbre, a lo largo de “Music’s Not For Everyone”, nos topamos con las enseñanzas de James Brown, MC5, Sam Cooke o Booker T, pero nada acaba cuaja con la maestría, magia y –sobre todo- excitación de tiempos pasados aun no tan lejanos.
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