Mundo Invisible

Es posible que parte del encanto La Inquisición, banda de punk formada en 2016 tras la disolución de Secret Army, resida en la experiencia multidisciplinar de su líder Rubén López y de sus proyectos de hardcore, ska, reggae, Oi! o punk en su haber a lo largo de unos treinta años de experiencia, pero lo cierto es que la banda sigue teniendo ese “algo” que los hace diferenciales. Suenan reales y frescos haciendo algo de sobra conocido que, aun acudiendo algunos clichés, los surfean aportando reflexión y sentimiento con todavía una acción necesariamente reivindicativa implícita.

La banda con sede en Barcelona ha cocinado su autoproducido tercer LP “Mundo Invisible” con la ayuda Marc Boria de LaBdoble Estudios en la grabación y mezcla y con Víctor García de los Ultramarinos en la masterización. Con de nuevo Rubén a la voz, Montoro a la guitarra, Álex Cirro al bajo y Willy a la batería, la formación catalana que convirtió el hit pop “Verte Amanecer” de Dorian en un himno punk regresa con diez canciones enmarcadas en un disco de media hora clavada en la que continúan con su tan eficiente y eficaz fórmula.

¿Te gustaron “LVX” (18) y “Tenevrae” (20)? Pues la respuesta es sencilla: “Mundo Invisible” te seguirá molando, sí o sí. La unión de este grupo de amigos no busca ni precisa transformaciones, y esto se corrobora desde su inicial y homónima canción, que evoca a la tradición y enaltecimiento de la tierra y cultura y que une la música con el arte de su genial portada creada por el artista visual Alexandre Folgoso, la cual representa a un peliqueiro (o cigarrón, según se mire) empuñando un fouciño que plasma bastante bien parte de la cultura rural del sureste gallego.

La superficialidad de la sociedad digitalizada actual en "Las fotos mienten", la crítica al capitalismo y adoración a la multiculturalidad cimentada y hecha red gracias a la clase obrera barcelonesa en “Cien colores" y “Nadie", el recuerdo al batería y también excompañero en Secret Army fallecido por culpa de un cáncer Edu Maffiotte Pañella en la emocional “Sombra y luz", la enferma decadencia de la humanidad en "Aplasta a la bestia", el autotributo merecido y celebrado en “La Inquisición", el relevo generacional inminente en “La flor" o una nueva alusión a un mes del año entre recuerdos disueltos en "Agosto" (en sus anteriores trabajos ya transitamos “Febrero”, “Abril”, “Septiembre” y “Octubre”, además de las estaciones del año en el EP “Uróboros”) son algunos de los temas que se tratan en su nueva referencia, en la que siempre hay hueco para disfrutar de la luz que cada día entra por la ventana para seguir el día a día.

“Mundo Invisible” no repite los mismos patrones de siempre sin más aunque no sea el disco más original que te vas a encontrar en el amplio y casi insoportable catálogo de lanzamientos musicales semanales (ni falta que hace), pero cuenta con la fórmula ideal que equilibra crudeza, rabia y melodía con una parte lírica llena de realidad incita al cante y a la unión de todas esas generaciones de personas trabajadoras, humildes y de a pie que son perfectamente conscientes de todo lo podrido del mundo, independientemente de que tengan 16, 35 o 50 años, y que siguen adelante a pesar de las losas sobre sus espaldas. Como ellos mismos cantan en su autotributo: “mantenemos la fe, aunque la fe ya se fue”. A veces solamente se trata de eso, aunque no siempre parezca que sirva.