Lo de los discos creados durante el confinamiento por la pandemia del COVID, corre peligro de convertirse (si no lo ha hecho ya) en etiqueta y en un cliché que permite el rescate de archivos sonoros descartados o a medio terminar que quizá nunca deberían haber salido del disco duro del artista. A falta de conciertos en directo, la tentación (y en algunos casos, necesidad) de demostrar que uno sigue vivo y activo lleva en ocasiones a una saturación (aún mayor) de contenidos en la red, que nadie puede abarcar. Y lo que es peor, a provocar la sensación de que tampoco merece la pena hacerlo. Estas reflexiones dan para un debate amplio y sosegado que obviamente, no corresponden a una simple reseña, pero me vienen a la mente cuando recibo y escucho este delicioso “Arrebetxe”; nuevo disco de Hannot Mintegia en solitario. Enteramente creado, sí, en medio del confinamiento por la pandemia, en las consabidas condiciones de soledad e intimidad entre las cuatro paredes de un cuarto en casa de su hermana. En una supuesta absoluta libertad y rodeado de sus discos y películas favoritas y de los sonidos del bosque. Suena idílico (dentro de lo que cabe) y puede que también forzado. Pero, es el resultado lo que verdaderamente nos importa, y aquí, me temo que hablamos de palabras mayores. “Arrebetxe” es una obra deslumbrante, y, para quien firma, quizá la mejor en la carrera de Hannot. Una delicada, extraña e incluso, incómoda pero fascinante narración de recuerdos y pequeños misterios que se desvelan en una mágica colección de canciones.
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