Akelarre
DiscosMounqup

Akelarre

8 / 10
Marcos Gendre — 01-12-2021
Empresa — Molho
Género — Electrónica

Desde que hace unos años arrancó su carrera en Galicia, MounQup ha estado dando pistas acerca de un hecho: la llegada de una cumbre artística de gran relieve. Y esta ha llegado ahora. Y ha sido de forma torrencial, sin medias tintas que valgan. Exorcismo creativo que arranca en “Advento” con un sonido de vientos tempestuosos, que avisan de la fisicidad propuesta en un trabajo que parte de su propia obsesión por los cuatro elementos terrestres. Rápidamente, un torbellino electrónico tempestuoso va cogiendo forma alrededor del canto asilvestrado de MounQup.

En la siguiente canción, “Irmás”, lo primero que oímos es el sonido del agua llorando sobre las rocas. Esta es la mínima base de una canción donde recuerda a los experimentos vocales de Björk en “Medulla”. De hecho, no es ninguna casualidad que se refieran a la artista francesa, de adopción gallega, como “la Björk del rural”.

En cierta manera, en “Akelarre” ha conseguido aunar el espíritu místico de la naturaleza gallega con las ansias vanguardistas de la genia islandesa. Esto se traduce en una perspectiva instrumental absolutamente pictórica. No hay ritmos cerrados ni estructuras que cumplan pautas de actuación reconocibles dentro del formato canción. No, aquí reluce un trabajo minimalista de sonidos, samples naturalistas y texturas que dibujan espasmos de electrónica ultra orgánica, siempre imprevisible. Sinfonía de los bosques en orballo, a través de los que sumerge su voz como un murmullo aerostático múltiple, nacido de las tripas de la Tierra.

Con esta ambrosía sonora de base, ha tallado un monumento de belleza incorpórea, astral. Akelarre salvaje que hace honor absoluto a tan profético título, del cual se palpa el espíritu libérrimo de un conjunto de canciones invocado desde la ambición natural de quebrar toda clase de código y consenso de comportamiento. Y lo ha hecho desde su laboratorio, entorno rural de sonidos enhebrados dentro de un caos mágico bombeado por un esqueleto de ritmos de toda clase, tonos y efectos. Electrónica prehistórica, artesanal, mediante la que MounQup ha parido una criatura rabiosa por hacerse material y traspasar el cerebelo del oyente a golpe de genialidad. Y vaya si lo ha conseguido.

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