Bobby Gillespie es una estrella del rock. Y punto. Una estrella particular y a veces errática, pero con una actitud incuestionable. En una entrevista al NME antes de la publicación de “More Lights”, definía su nuevo trabajo como “sólo rock and roll, pero moderno”, y no iba desencaminado. El álbum es más de lo mismo, aunque pocos imitan tan bien a Primal Scream como él, reinventándose siempre que sea necesario a lo largo de diez discos de estudio, cada uno con su buena ración de carnaza y sin recurrir más de lo necesario al legado de “Screamadelica”. Producido por David Holmes, abren con guitarrazos con olor nada disimulado a Stooges y MC5 (2013), envueltos en una bruma atmósférica que también encontramos en la mágnética “River Of Pain”, “Tenement Kid” o “Relativity”, una de las joyas del disco junto a una delicada “Walking With The Beast”. No renuncian a seguir llevando la electricidad a la pista de baile, en un ejercicio de nostalgia que hará las delicias de los más fans: “It’s Alright, It’s OK”. En resumen, no es su mejor trabajo, pero salvan los muebles con bastante dignidad.
Es el mejor trabajo desde XTMTR y uno de los grandes 2013. Rock sucio, bases rítmicas sudorosas y actitud. Discazo¡¡¡ ¿Qué hace falta para que sea bien valorado? Una barbita Davendra? unos loops imbailables tipo Burial o Disclosure? Afro-Pop? Perdéis el norte.