A primera escucha el debut de esta banda sorprende. Sus canciones brillan por sus juegos vocales y sus letras de imaginativa poética que se apoyan en guitarras acústicas, bajo y percusiones. Su biografía dice que son siete jóvenes de Madrid con pinta de folkies neohippies (algo que en parte define su música) y con experiencia anterior. Inevitablemente se les aprecia referencias a otros grupos. Por ejemplo “Ídolos” evoca a Nuestro Pequeño Mundo, aunque a su mitad mute el ritmo a lo Elkin & Nelson. En “Lunes”, se les une El Canijo en una pegadiza composición que bien podrían firmar los G5. “Abrázame”, tiene aires country y ligeros aromas a la Costa Oeste. “La Madriguera”, con Solea Morente a los coros etéreos, recuerda a Hilario Camacho. Y “Como forma de vida” remite a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Con todo, su disco suena original y fresco y lo mejor es que, cuando repites escucha, te descubres haciéndoles coros.
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