Lo mejor, pero también lo peor, que se puede decir del sexto disco de Dave Wyndorf y sus secuaces es que es una nueva demostración de fuerza desmedida de un estilo tan contundente, propio e inigualable, como continuador y por tanto limitado.
Y es que, aunque “Monolithic Baby” hará babear de placer a sus seguidores, no es menos cierto que no logra ir más allá de lo trazado por la banda en el pasado. Por eso y pese a la presencia de temas excelentes como “Slut Machine” (tradicional y contundente forma de abrir sus discos) “Supercruel” , “Unbroken Hotel” o “Monolithic”, al álbum se le advierte en su conjunto, cierta sensación de deja vu, de viejo conocido, que acaba condenándolo a sonar durante una temporada en tu reproductor para quedar, por obvio, sepultado bajo el peso de trabajos anteriores más señalados como “Dopes To Infinity “ y “Powertrip“. Pese a ello, no se puede obviar que a la hora de lograr riffs contundentes, doblar sus guitarras y rockear alto son los mejores del circuito actual y también es cierto que el disco le da mil patadas a su anterior “God Says No”.
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