Los japoneses MONO empezaron en 1999 su inmersión en el mundo del post-rock, y disco tras disco han ido creando una fanbase moderadamente numerosa. Con "Nowhere Now Here" todo parece indicar que seguirán atrayendo aún más almas sensibles a sus más que recomendables conciertos.
Después de una intro que se cuece a fuego lento, basada en una combinación de trompetas y shoegazing, “After You Comes The Flood” va subiendo la intensidad por capas, cada vez más distorsionadas, pivotando sobre un riff que suena a post-metal y sobre el que descansa un solo de guitarra desbocado. Eso es ya suficiente para que el oyente pueda darse cuenta la grandiosa producción que tiene entre manos, y suficiente también para poner sus emociones a flor de piel. Así llega "Breath", primer tema de MONO donde la bajista canta, usando su voz casi susurrante sobre unas guitarras flotantes en el espacio sideral.
Sin pretensión de exagerar, el disco no sólo es capaz de teletransportar, sino que también retorna a MONO a su esencia más conmovedora con temas como “Nowhere, Now Here” o “Sorrow”, track que también se podría titular "La Tristeza Hecha Distorsión".
“Parting” supone un inesperado cambio de guión hacia el neoclassical, protagonizado por una bellísima línea de piano que recuerda a su fantástica canción “Everlasting Night” (‘97), aunque en este caso la intensidad no provenga del aumento del volumen sino de violines encargados de retorcer la armonía del tema a placer. La experimentación sigue con “Meet Us Where The Night Ends” y sus samplers vocales a modo de ambient, hasta que el nuevo batería del grupo entra a placer para acabar reventando el mundo con una distorsión crudísima, seguramente la más cruda en la historia de una banda que ha decidido celebrar su 20 aniversario por todo lo alto.
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