El terreno tan underground y casi silencioso en que se mueven algunos proyectos hace que no sea fácil detectar su porvenir. En el caso de Monday Potions había signos claros de singularidad, pero no quedaba clara su continuidad ni confirmación. Bueno, pues ya podemos despejar dudas. Todo lo que apuntaban sus primeros y caseros intentos, queda superado con creces y de la manera más rotunda en su primer álbum autoeditado, "New age hokum", que parece se puede traducir como "Tonterías de la nueva era". Pero aquí tonterías, las justas.
Escribíamos hace algo más de cuatro años que Monday Potions podía ser el "tapado" de la actual escena bilbaina. "Con dos mini LPs de 2017 y 1018 ("Music for stranded alligators" y "Lounge 21"), otros tantos singles y un nuevo Ep por llegar, el proyecto del músico Eneko Peña de 27 años, apenas reconocido aún, encierra un más que interesante trabajo creativo, siempre bajo la filosofía casera del 'do It Yourself', donde caben muchas y eclécticas referencias de distintas épocas y perfiles, probablemente aún por redondear, y definidas como 'LoFi Indie in multicolour' por él mismo. A modo de 'secreto mejor guardado', es el proyecto musical bilbaíno a descubrir". Transcurrido ese tiempo la idea de Eneko (voz, guitarra, teclas y letras) se ha convertido en un cuarteto para redondear lo que entonces eran esos signos detectados y apuntados, con la cooperación necesaria y producción y composición conjunta del bajista Ekaitz Hernández (Split 77, Unclose o Sonic Trash), más Alba Granados, batería de Moonshakers, y las percusiones (bongos, chapas, etc) de Danel Marín, actual batería también de Sonic Trash, y ex de Dead Bronco y Los Retros. Grabado en LaMotta Studios, además, de sesiones complementarias en El Submarino, bajo la dirección de Iñigo Escauriaza y masterizado por Victor García en Ultramarinos. Es decir autoedición independiente en lo creativo y distribución, pero muy seria en la realización técnica.
Vivimos una era en la que toda música clasificable al instante, salvo en contadas ocasiones, carece de verdadero interés artístico. El atractivo está en la disolución de los géneros, la reconstrucción de sonidos, el no-saber-exactamente-lo-que-se-está-escuchando... No es fusión (palabra desautorizada hace mucho). Fisión en todo caso? De cualquier forma, el efecto muelle sólo se logra en esa confabulación de ritmos, melodías, tonos, ruidos y ruiditos varios. Conseguir que el resultado final sea atractivo es el gran reto del autor, del verdadero músico y artista.
Te pido que escuches a fondo este disco. Tanto sus momentos más accesibles ("Look after the moon" o "She calls the wind to blow"), como los más incontenibles y ambiciosos ("Ups and downs", "Midnight, dawn and day must die"), poseen rasgos de inteligencia y belleza musical, y toda una serie de códigos insurrectos que resumiremos en el avant pop con deriva a un barroquismo ergonómico y el art rock histórico de nombres referenciales como Kevin Ayers, Captain Beefheart, Jon Maus, Ariel Pink, The Ladybug Transistor, Young Marble Giants, TV On The Radio, Perfume Genius, St Vincent... Retro-contemporáneo, claro. Casi obligatoriamente ya. Ellos autodefinen las voces del álbum que "apelan tanto a John Cale como Gainsbourg", a la par que "identificas aires de bugalú en sus bases rítmicas". Hace falta explicar mucho más? Dale al play.
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