Diez álbumes después, Molly Nilsson continúa apostando por la filosofía ‘Dig It Yourself’ para especificar el aspecto presidencial de sus obras. “Un-American Activities” es otra incisión en esa forma de entender la música que tiene la sueca. La misma que secundan la decena de canciones que componen esta referencia, quizá brotadas de la intimidad de su dormitorio y adornadas y aderezadas, eso sí, con un ejército de sintetizadores y teclados.
Media hora bañada a conciencia en synth-pop con alma de bedroom-pop y querencia ochentera, en una maniobra que la artista sueca maneja con probada pericia, pero que también, y de manera intermitente, puede tornarse algo repetitiva mientras acontece el elepé en cuestión. Porque, para bien o para mal, “Un-American Activities” resulta fiel a sus propias convicciones y, a pesar de ligerísimos bandazos rítmicos y oscuros escenarios atmosféricos, no oferta demasiado más en donde rascar.
Una lealtad agradecida cuando la escandinava da con la tecla en canciones bien parecidas como “The Communist Party”, “Excalibur”, “Jackboots Return” o esa “Red Telephone” que supone la mejor del lote, además del mensaje crítico-político de “Palestine” (Somewhere Over The Rainbow)”. Una obra interesante en consecuencias globales, aunque algo limitada en recorrido que, en cualquier caso, invita a su escucha y justifica el júbilo cuando alguna de las destacadas salta a escena.
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