Maravillado por estos mallorquines. “Mokragora” es la región en la que está Drvengrad, el pueblo que Emir Kusturica construyó en Serbia para la película “Life Is A Miracle”, y que es el eje visual y conceptual sobre el que pivota este disco y libro digital con imágenes y textos inspirados en sus desolados paisajes. Como dicen: "Este librito es un prototipo comentado, un evocar". No son Rick Wakeman, vaya. Y la música es desolada y perturbadora como el pueblo: a medio camino entre un western del este (¡si un mindfuck así es posible!) y un post-rock espacial con más guiños a la new wave de lo que pudiera parecer. “Cactus” es la canción que mejor expresa esto, mientras que “Crisantemo” es la que demuestra mayor madurez y personalidad compositivas. Otras joyas son “Salvia” (¡hola, Les Yper!), “Clivia” (algo así como The Doors en 1986) o “Ficus” (Manta Ray meets Spandau Ballet). Normalmente un disco así da pereza. Y si no es el caso, es que es brillante.
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