El vehículo expresivo de Isaac Brock alcanza su séptimo capítulo largo dejándose por el camino vigor eléctrico y visceralidad; lo compensa la luz melódica que irradian muchas de las canciones, producto de la paternidad de un Brock optimista en modo familiar, que trasciende sus demonios y se confía a su lado más pop y apaciguado.
Desde las catacumbas del underground de la costa Noroeste, híbrido bastardo entre el post-hardcore, el folk asilvestrado y los últimos coletazos del grunge, Modest Mouse pasó a llenar estadios con himnos de pop inteligente y excéntrico como “Float On” o “Dashboard”. Brock no tenía empacho en dejar entrar y salir a una tropa de músicos, incluyendo un Johnny Marr que dejó su impronta en “We Were Dead Before The Ship Even Sank”, obra pletórica del indie desmelenado de guitarras creativas. Su tardía y esquinada secuela “Stranger To Ourselves” mantenía parte del fuego creativo con un arsenal de buenas canciones que se sobrepusieron al caos de su grabación. Sin alcanzar esas cotas, su tercer trabajo en catorce años destila sus virtudes, aunque una escucha precipitada no le favorece.
No es tanto que Brock y compañía, siguiendo la estela de tantos otros, hayan apostado por una producción clínica con menos guitarras, algunas sorpresas instrumentales (percusiones friquis, sintetizadores varios…) y trucos de estudio, con el ubicuo Jacknife Lee (James, U2) como coproductor; es, básicamente, que abundan los medios tiempos un punto alargados que requieren de una mayor complicidad del oyente para dejarse arropar por sus desarrollos.
“We Are Between” es un single poderoso y certero: una versión depurada de las virtudes del grupo condensadas en tres minutos. “Fuck Your Acid Trip”, con su trémolo infinito, y el final eufórico de “We´re Lucky” y “Walking and Running” acompañan bien. La parte central discurre del ritmo descacharrado a lo Tom Waits de “Wooden Soldiers” al futurismo psicodélico suave de “Transmitting Receiving”. “The Sun Hasn´t Left” combina unas encantadoras marimbas en la estrofa con un estribillo de subidón, y “Lace Your Shoes” pretende ser una versión doméstica, aunque menos inspirada, de aquella enorme “Little Motel” de su quinto LP. Las discretas “Never Fuck A Spider On The Fly” y “Leave A Light On” rebajan el nivel, aunque “Japanese Trees” recupera pulso rítmico, y el arpegio de “Back To The Middle” cierra con buen sabor de boca un disco con más alicientes de los que se ven a primera vista.
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