Todo son hipótesis. Incluso esa que dice que Mocker’s comenzó siendo un power trío de corte clásico centrado en la nostalgia de los mayores que los rodeaban. Asentaban su propuesta en una capacidad ejecutora envidiable que se ha visto reforzada con el paso del tiempo. Con los años, los de Durango han virado musicalmente hacia un relato más generacional y actual, alejado ya del blues rock de sus inicios.
Tras tres discos de estudio que han servido como su particular odisea, Jon García, Ritxi Blanco y Asier Elias publican “Argi Egin”, una nueva escala con cierto regusto a encrucijada y a momentos de importantes decisiones. El nuevo EP, publicado hace escasas semanas en plataformas digitales y CD, los vinilos tendrán que esperar algo más, está compuesto de tres composiciones de minutaje extenso que lleva la duración de la obra más allá de los veinte minutos.
“Inertziari” supone una apuesta por un desarrollo instrumental frondoso cercano al post rock, con golpes de guitarra limpios, arpegios y líneas de bajo vibrantes. El corte, de casi cinco minutos y medio de duración, resulta una especie de medio tiempo con una parte vocal casi establecida en la balada que sube de intensidad según se va acercando al estribillo. Tras los diferentes vaivenes la composición culmina en una explosión de energía donde el trío da rienda suelta a su amor por el rock progresivo cubierto de melodía. Como referencias fortuitas “Inertziari” recuerda a algunos pasajes de los navarros Kerobia. Tratando de aislar la incógnita y de hilar más fino, cabría decir que la sinuosidad de Motorpsycho y la equilibrada mezcla de garra y melodía de Brutus, con una garganta tranquila, parecen influencias más plausibles.
La limpieza sigue siendo la principal característica de la composición que da título al EP. La voz de Jon García se mantiene luminosa en todo momento, aportando algo de paz a un entramado instrumental que entreteje un complicado mar de notas, melodías, arreglos, arrancadas, frenazos, tramas y subtramas sin miedo al triple mortal hacia atrás. Mocker’s no le pone barrera a su creatividad. Cualquier oportunidad que les brinde su mapa creativo está ahí para ser surcada. El contraste entre la propuesta vocal clara y sencilla y el nudoso empuje instrumental solo sería imaginable en un mundo en el que los tres primeros discos de Dredg se encontrasen con los tenebrosos pasajes de Toundra en algún punto de nuestra imaginación. Hasta aquí llega la cara a.
La b tiene un solo tema, el mejor del trabajo, titulado “Kontraesanaren Laudorioa”. En los diez minutos que dura la epopeya, la banda pasa por todo tipo de paisajes sin ningún tipo de temor. La composición arranca con un estruendo de batería que da paso a unos minutos ricos y acertados en lo melódico. Tras un primer bloque el power trío durangarra se zambulle en un lodazal progresivo tan brillante como vibrante. Una auténtica maravilla y una fiesta para los sentidos y probablemente el mejor momento de su carrera. Baroness, Elder y Tool cierran las referencias a un desarrollo instrumental inabarcable que al oyente le gustaría que se extendiese hasta el fin de los días y que apenas deja espacio para un último minuto de presencia vocal. Así, la extasiante odisea desemboca en una mini balada a modo de reflexión y resumen en la que la banda parece querer trasladar el mensaje central de su obra.
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