Hubo una época extendida generosamente a lo largo de todos los noventa, durante la cual Moby fue paradigma de modernidad y vanguardia. Ya fuese en base a discos más speedicos –del tipo del debut homónimo de 1992 o ‘Everything Is Wrong’ (Elektra, 95)– o apurando una nostalgia de lo más convincente y profunda –ahí se situaría el atemporal ‘Play’ (V2, 99)–, lo cierto es que el neoyorquino se ganó un lugar destacado dentro de la escena electrónica de la década. Sin embargo, hace ya tiempo que Richard Melville Hall parece relegado a una posición algo secundaria, desde luego alejada de lo que fueron sus mejores momentos tanto a nivel de popularidad como en el plano creativo. Sea como fuere, el músico continúa afrontando su propio destino, que a día de hoy parece no ser otro que el de crear nueva música para, de tanto en cuando, agruparla al amparo de un nuevo elepé. En los últimos años, estos trabajos tienden a concretarse en mixturas algo desordenadas que de algún modo son el propio reflejo abreviado de su carrera.
‘All Visible Objects’ no es una excepción, e incluye piezas de diferentes pelajes que tienen como consecuencia una referencia algo irregular tanto en formas como en consecuencias. A favor puntúa que Moby ha evitado venderse a moda alguna, y que todavía alberga destellos de inspiración que concreta en las piezas más brillantes del lote. En contra, que luce algo estancado y en ocasiones perece recrearse en exceso en lo que algún día fue. Afortunadamente en la presente entrega hay bastante más de lo primero que de lo segundo, y ‘All Visible Objects’ incluye varios cortes capaces de devolver la fe en el autor, al tiempo de remitir a aciertos del curriculum pasado. La referencia se estrena directa a la yugular con la verticalidad machacona de “Morningside”, antes de dar paso a la bella “My Only Love”, la mejor del lote y en donde Moby vuelve a demostrar su capacidad para alumbrar medios tiempos emocionantes y elegantes. Una habilidad concretada a su vez en otras destacadas como “One Last Time” y los diez minutos de “Too Much Change”. También resulta acertada la etérea “Forever”, “Tecie” o la clásica “Separation”, mientras que en el extremo contrario se situarían canciones cuestionables del tipo de “Power Is Taken” o la pomposa “Rise Up In Love”.
El lanzamiento es un cajón de sastre, posible resultado del buceo emprendido por Moby entre toda su generosa discografía. De este modo, el álbum incluye indistintamente ambient, techno, instrumentales al piano, house o acercamientos a estructuras más cercanas al pop. Con el apoyo frecuente de voces invitadas –con preferencia por las femeninas–, el de Harlem también aprovecha la ocasión para colocar algo de reivindicación. Aunque deje a su paso cierta sensación de déjà vu, lo cierto es que ‘All Visible Objects’ (Mute, 2020) es un buen disco, seguramente el más sólido del músico en una buena temporada y cumplidor con la premisa de que mejor recibir una obra aceptable de ese artista otrora brillante que añorarle en su silencio. Moby difícilmente volverá a ser el de los años gloriosos pero resulta que, aunque sea de manera intermitente, todavía es capaz de recordar a su mejor versión. Y, sólo por eso y por el placer de rebuscar hasta localizar esas pequeñas gemas que salpican cada entrega, el asunto siempre termina mereciendo la pena.
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