"Laurel Hell" es la continuación del aclamado "Be The Cowboy" por parte de Mitski y se diferencia de él principalmente en dos cosas. Si en su anterior trabajo la cantante se metía en la piel de distintas personas, sonando como una colección de relatos cortos, "Laurel Hell" pone el foco más en sí misma. Los temas siguen siendo los mismos, desamor, infidelidad, insomnio, pero ahora parecen estar centrados en ella misma, y sobre todo en su creciente popularidad que casi la llevó a retirarse de la música. La segunda diferencia es que musicalmente ella y su colaborador habitual Patrick Hyland han optado por un sonido más comercial, con muchos sintetizadores ochenteros que hacen que sus maravillosas melodías suenen más corrientes y menos extraordinarias de lo que realmente son.
Hubo un tiempo en el que los guardianes de las esencias despreciaban la música disco ("Disco Sucks"), se reían de ABBA y miraban con gesto torcido cualquier cosa que sonara a años ochenta. Esa gente sigue existiendo pero los tiempos en los que sus opiniones contaban hace siglos que pasaron, ahora, con toda justicia, se valora la música disco, se reconoce el enorme valor de Giorgio Moroder, y The Weeknd domina las listas calcando el sonido del tándem Michael Jackson/Quincy Jones. Por eso mismo, cada vez suena menos arriesgado seguir esa ruta, que es lo que ha hecho Mitski con este nuevo trabajo.
No me entiendan mal, en "Be The Cowboy" ya había ciertos guiños a este sonido y mi canción favorita del mismo, "Nobody", tenía un punto disco pero quizás lo más revolucionario en este momentos hubiera sido haber entregado un disco de guitarras, bajo y batería, más cercano a "Puberty 2" que una producción que no sonaría fuera de lugar en el último disco de The Weeknd. En definitiva, que hubiera preferido un disco en el que sus maravillosas melodías e intrincadas historias estuvieran primer plano, en vez de atrapadas en una producción que las anonimiza.
Aun así no se puede negar que Mitski sigue siendo una narradora magistral y una compositora con mucho gancho. Eso sí, lo que ya había sucedido con los sencillos pasa con el resto del disco también, las canciones más movidas son mejores que las melodramáticas baladas. Y el disco alcanza su punto álgido en la segunda cara con las infecciosas melodías de "The Only Heartbreaker", "Love Me More", "Should've Been Me" (con un bajo que podría pasar por uno de los de los primeros sencillos de Style Council aunque tiene un piano que, una vez más, se fija en el del "Dancing Queen" de ABBA) y el cierre con el adictivo disco de "That's Our Lamp", temas perfectos para bailar por cuenta propia, como diría Robyn.
A pesar de que la mayoría de estas canciones estaban compuestas antes de la pandemia, los temas de Mitski van perfectos con la situación actual, sentirse alienado y aislado en estos tiempos es normal, ya sea en el amor o en la vida misma, y todos terminamos ansiando una necesidad imperiosa de arraigo y conexión con otras personas. Por su parte, Mitski vuele a ofrecer, otra vez, un excelente recital interpretativo, manejando a la perfección su limitada voz.
El disco es, en definitiva, puro Mitski, bañado, eso sí, de un resplandeciente sonido ochentero, algo que le da más brillo pero le resta dramatismo y lo hace más impersonal. El disco termina con Mitski diciéndole a su pareja "You say you love me/I believe you do", para segundos después añadir "Cause you just don’t like me/Not like you used to". Y tengo que reconocer que algo de eso me pasa también, me gusta bastante "Laurel Hell" pero no me gusta tanto como "Be The Cowboy"...
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