Si los has escuchado alguna vez, ya sabrás que su concepción del mundo es sardónica y colorista, y que sus canciones son el colmo de la brillantez pop. Y lo siguen siendo. Y encima “Mink Car” suena menos a repetido y a sabido que la mayor parte del material que han publicado en los últimos diez años, hacen incluso una canción de amor inusualmente tierna, salen más que victoriosos del enfrentamiento con el clásico “Yeh Yeh” del que parecía que Georgie Fame y Matt Bianco habían escrito la última palabra, reparten rock, garage, folk y electrónica a diestro y siniestro, superan en brutalidad a Ween cuando atacan la enfermedad y el dolor. Pero sobre todo, están de vuelta, y con “Mink Car” demuestran que hace mucho que supieron empezar a ser adultos sin dejar de ser TMBG o lo que es lo mismo son uno de esos pocos grupos fundamentales de pop que después de quince años siguen siendo inimitables.
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