Nombres ilustres como Sartre o Proust han marco hitos perdurables para poder hablar de la nostalgia. Una sensación multifactorial que recuperamos con "El Cavall de l'Emperador". El disco que los catalanes MiNE! han reservado en silencio durante más de una década para ahora trasladarnos a otra escena "en busca del tiempo perdido".
Sea como sea es una gran noticia poder escuchar al fin la continuación de "Villa Antonieta" (09), su primer álbum. Eso sí, después de alabar a "La Fi del Món" (12) como su mejor largo sin posibilidad de equivocarse, hoy es difícil no caer en minusvaloraciones. Porque es evidente que la banda deja clara su personalidad desde el primer momento con una heterogeneidad difícil de consolidar. "Nadal" abre su nuevo álbum entre coros perdurables y versatilidad instrumental, marcando la batuta de lo que queda por llegar. Y lo que queda por llegar es un largo cohesionado y con ritmo, aunque con arritmias dulces en los inicios de "El senyor Ramón" o "Ós Polar", que la banda siempre reconduce sin previo aviso para ponernos en cintura.
En definitiva, estamos ante un álbum nada prescindible que nos regala joyas escondidas como "Paf", donde el caos parece haber encontrado el orden que buscaba. Los barceloneses, y nunca valorados como merecieron en vida, MiNE! se despiden para siempre con ritmos nostálgicos convertidos en trazos esporlerinos con "Batiscafo Katiuskas" de fondo, in memoriam. Ahora sí, hasta siempre.
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