El debut de Mike Krol resulta un paradigma indisimulado acerca de cómo grabar un disco urgente, casero y sin rechazar ninguna de esas ideas marcianas que puedan surgir durante el proceso. Así resulta evidente que el norteamericano se lo ha pasado en grande creando, registrando y empaquetando un total de nueve canciones que en conjunto apenas alcanzan los veinte minutos de duración.
Piezas sucedidas sin orden aparente, ocasionalmente enlazadas y protagonizadas por indie pop-rock, ramalazos de punk y garage, e incluso un deje psicodélico. “Turkey” es la obra anárquica de un friki en toda regla, que tan pronto divierte al oyente con su absoluta desinhibición (se recomienda ver el clip de “Neighborhood Watch”) como resulta más bien anecdótico. Aunque tirando de cierta benevolencia conviene reconocer que, de uno u otro modo, el producto entretiene y casi siempre mantiene su gracia.
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