No busquen tres pies al gato porque lo suyo no trata de efectismos. Lo de este cuarteto de Sant Celoni (hasta hace poco con el batería de Moksha entre sus miembros) es más bien una búsqueda de la energía y frescura del rock que encuentran en las primeras instantáneas del grunge de Seattle.
Una intensidad cultivada con la astucia que los primeros Pearl Jam lograron desarrollar a principios de la década pasada, deudora también del sonido Pixies (“The Hardest Trip” es algo más que un homenaje), fraguada con las intensidades de Refused, entornada junto a efluvios más actuales -los de la espontáneidad rockera de At The Drive In-, acuñada con unas labores vocales con demasiadas intenciones de sonar a lo Vedder y confeccionada con una producción a cargo de la pareja Navarro-Garcia que les acerca en ocasiones al sonido No More Lies. Destrezas todas ellas que en este debut, con canciones que resultan y convencen, abren astutamente un buen camino al que no habría que achacar demasiados peros, tan sólo reclamarles un futuro aposentado en sonidos más personales.
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