Llegar a los cincuenta años de carrera no es fácil. Y Michael Robert Chapman ha conseguido mantenerse todo ese tiempo encima de los escenarios, además de manera más que digna. Por ello el título de su disco estaba cantado, pero en un movimiento tremendamente inteligente se ha rodeado de músicos más jóvenes como Steve Gunn y buena parte de su banda para facturar un trabajo espléndido.
Un álbum en el que se complementan a la perfección la clase, la experiencia y el buen hacer de Chapman con los nuevos bríos que le da la banda haciéndonos olvidar que estamos oyendo el disco de un tipo de ochenta años. Un músico que es capaz de sacarse de la manga canciones apasionantes como "Still Waiting On My Reward", "Sometimes You Just Drive" o ese "The Prospector "en el que afronta el tema de la muerte y cómo enfrentarse a su cercanía. Bebe de muchas influencias, aunque hablar de esto en un artista de su carrera y su edad tiene poco sentido, porque todo lo que hace es tremendamente personal.
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