Invertir energías en pensar en lo que pudo ser y no fue es verdaderamente una pérdida de tiempo (además de un pensamiento carne de póster de optimismo vacío). Pero cuando ese ejercicio a priori “inútil” da como resultado un disco titulado “Summer 08”, hay que retirar lo dicho. Para la quinta entrega de Metronomy, un Joseph Mount ya adulto ha echado la vista atrás al verano perdido de 2008, durante el cual empezó a pisar más escenarios con su celebrado “Nights Out” bajo el brazo. Y lo hace precisamente tomando el relevo estilístico de ese segundo trabajo, oda a las alocadas salidas nocturnas de la juventud, sin dejar de lado los sonidos tratados desde entonces en “The English Riviera” (2011) o “Love Letters” (2014).
Se le veía venir desde la carta de presentación, “Old Skool”, un tema con scratching a cargo de su ídolo de adolescencia Mix Master Mike incluido, de inspiración disco y un sabor funky que salpica el cancionero. Elegantes líneas de bajo y guitarras un tanto nostálgicas conviven en armonía con los sintetizadores que enloquecían al joven Mount en sus inicios. Sin embargo, a veces reclaman su protagonismo original y revisten unas letras salidas de los años de universidad, con sus citas (“Back Together”) y sus ligues de una noche (“Night Owl”) vistos desde el prisma de la madurez.
También hay hueco para el romanticismo e incluso la inocencia, presente en la historia de amor juvenil de “Hang Me Out To Dry”, que funciona aún mejor al contar con la voz de la artista sueca Robyn interpretando el papel femenino. Esta dinámica colaboración es uno de los caramelos electropop del álbum, tan ochentero como “16 Beat”, cuyo título hace honor al ritmo de batería favorito de Mount y da buena cuenta de la importancia de la certera percusión de Metronomy.
El británico ha combinado con gusto los distintos giros sonoros practicados desde 2011 (que destacan más en casos como el de “Miami Logic”, que podría formar parte de “The English Riviera”), se ha permitido ciertos caprichos y no ha renunciado en ningún momento a lo que le gusta (piezas más instrumentales como el broche final, “Summer Jam”).
En definitiva, Mount ha vuelto a hacer lo que le ha dado la gana –tan confiado que ni se plantea salir de gira- con el único fin de hacer bailar a noctámbulos jóvenes, adultos y ya retirados durante las próximas 14 semanas. Y que estas no se echen a perder.
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