La mayoría de veces los discos de debut son perfectos para ubicar a una artista, sirven como pistoletazo de salida de una carrera y, en cualquier caso, para darnos algunas pistas sobre la personalidad del artista en cuestión. En contados casos ocurre al revés, que nos encontramos con alguien que echa el resto en el primer disco y después queda la nada. En cuanto a Meritxell Neddermann –hermana, como podemos imaginar, de Judit Neddermann–, creo que no encaja en ni una posición, ni en la otra. Esencialmente porque este “In The Backyard Of The Castle” no deja nada al azar. Cada letra, cada compás, cada movimiento, está estudiado. Y así continuará siendo mientras ella haga música.
Interpretado a medias en catalán y en inglés, la cantautora habla mucho de sí misma, de su mundo interior, de sus miedos, de su infancia (por ejemplo “Inside”), en las letras. Por lo que se refiere a su música, cuesta etiquetarla de forma sencilla, lo cual no deja de ser bueno, si bien su música tiene una deriva emocional que, partiendo del pop, la lleva hasta el soul o el góspel, pero a su manera. Por ahí van “Ja no vull” o “I Fall”. En cualquier caso, a Meritxell le gusta dar espacio a otras corrientes que confluyen en las canciones de este “In The Backyard Of The Castle”: desde el ramalazo a música urbana de “Ready” a la electrónica de “Story”, en la que distorsiona su voz de forma apropiada. En cambio, “Lannister” es la canción en que se suelta el pelo, ya sea por la historia de amor y secretos que cuenta, por ese piano que le sienta de maravilla (también en “Jo vull estimar”) o porque aquí la voz sí es más protagonista. En “Em molesta” hay susurros construidos en base a maquinas, otra forma de comunicar, como lo es el planteamiento del disco, con dos versiones, una breve y otra más extendida.
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