Mare Nostrum
Discos / Meltem

Mare Nostrum

8 / 10
Sergio Sancho — 18-07-2024
Género — Rock
Fotografía — Archivo

Difícil lo tenían Meltem para superar su tremenda demo de 2022, pero no cabe la más mínima duda de que lo han conseguido. Eso sí, en esta ocasión con mucho menos minutaje. Les han bastado cuarenta y un minutos –repartidos en cuatro temas– para hacer estallar nuestras cabezas de nuevo a base de monolíticos y solidísimos riffs de guitarra.

La música de Meltem discurre por los derroteros del doom fumeta, todo ello combinado con psicodélicos solos de guitarra inspirados en la música de Oriente Medio. De ahí que puedan pasar de planeadores y relajados paisajes sonoros a explosiones de energía en las que podrían pasar por una manada de triceratops abriéndose paso en un valle desierto.

Meltem son Dani (guitarra y efectos varios), Pep Carabante (Warchetype, Cuzo, Tort, Mothercrow, etcétera) a la batería y esta vez también a la voces, y para completar el power trio tenemos a David a cargo del bajo y de la guitarra de doce cuerdas. A ellos se une la colaboración del músico iraní Omar Kattan que aporta darbukas y percusiones.

En cuanto a lo que vamos a encontrarnos en “Mare Nostrum”, de entrada nos plantan en plena cara un monumental riffazo que entra a matar en el primer corte, “Tretze”, doce minutos en la línea de Sleep, YOB, Electric Wizard o Belzebong. Lo que antes decíamos, ese doom fumeta que tanto nos gusta. Le sigue la instrumental “Curcuna” –que viene a significar algo así como “jungla” en turco–, que se abre con ritmos árabes para, tras un golpe de timón, pisar a fondo los pedales de distorsión y lanzarse a degüello con un sonido pesado y pétreo sobre el que vuelan punteos retorcidos, perfecta entrada para el siguiente tema. Hablamos de “Mandrágora”, el mejor de los cuatro cortes y una composición en la que, a partir de cuatro o cinco riffs, Meltem lanzan un brutal eructo cósmico que podría desnucar a un bufalo con ganas de guerra. Y van subiendo y subiendo hasta llegar a un intermedio tierno y melancólico que resulta ser un fugaz momento de calma para que la tormenta vuelva con todavía más fuerza y fiereza y nos introduzca en una parte final cantada en castellano que nos remite a los geniales e irrepetibles Viaje a 800. Para despedirse, llega “Oasi”, una instrumental de casi siete minutos de duración en los que nos muestran su cara más oriental.

Un gran disco con un sonido increíble obra del Dan Swano del Vallés, es decir Javi Felez, en sus Moontower Studios, y que ha visto la luz de la mano de Nooirax Producciones, Discos Macarras, Nafra Records y Quebranta Records.

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