Con “The Abscene”, un disco en el que Melody Gardot buscó escapar de la formalidad del jazz para atrapar otras texturas, tales como la samba y la bossa nova como arma principal, acompañada por el tango, la chanson o el calypso, parecía como si tuviera algo pendiente, como si necesitase reivindicarse como artista total. Y la verdad, era un buen ejercicio musical, pero no hacía falta tal despliegue.
Con “My One And Only Thrill” ya había demostrado que con el jazz llevado a un terreno más moderno y abierto, tenía cubierta su propia cuota. Quizás es el mejor disco de jazz vocal de la última década, una aseveración para nada precipitada. A tiempo de rectificar y no meterse en un jardín, Melody Gardot ha grabado de nuevo una obra maestra. Más jazz otra vez, pero también hay pop, incluso sonidos negros, sin embargo es una aproximación más natural y no exenta de ambición.
El álbum no deja respiro, de la calida “It Gonna Come” a la rotunda caricia de “Preacherman”, pasando por “Same To You”, la canción con la que rompe el molde en esta ocasión.
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