No siempre somos tan fuertes como parecemos. La vida te puede devorar si no sabes controlarla y es muy importante sentarse a tener una conversación con uno mismo, de vez en cuando, que te regule la autoestima y te ayude a comprender todo mucho mejor. Eso claramente es lo que ha hecho Megan Thee Stallion con su segundo álbum, expulsar y decirse a la cara todo lo que se le pasa por el cerebro en el presente. Soltar pesos, exigencias, que se había impuesto a sí misma y a la vez recordar a todos que “real hot girl” solo hay una. “And if a nigga ain't taller than me in my heels, then he could never play me”, lanza directa en “Not Nice”. “Traumazine” refleja un trabajo de motivación, saneamiento, prevención y verdad. Un disco que huye de victimismos, dramas y oscuridad. Una pieza que busca ayudarte a levantar la cabeza tras la caída y entender que estás por encima de cualquier secuela que puedas arrastrar al terminar la batalla. Megan es muy consciente de sus debilidades y, aunque no es muy dada a mostrarlas, las usa para hacerse mucho más fuerte levantando la cabeza con orgullo.
A Megan le ha costado mucho entender por qué la gente no quiere que le salgan las cosas bien y lo expresa muy bien en “Ungrateful”. En ella acumula todas las envidias y energías turbias que despierta el mundo de la fama cuando estallas hasta lo más alto. Todas esas sanguijuelas que se pegan a ti únicamente por la popularidad (“Whole lot of fake-ass, snake-ass, backstabbin', hatin'-ass, no money gettin'-ass bitches. Y'all actin' really ungrateful, I'm sparin' you hoes, I been could've fucked y'all niggas”). Falsas amistades, relaciones laborales tóxicas, amores irreales… Todo esto le ha obligado a construirse una coraza para frenar engaños, estafas y luchas de egos. Por eso, ha querido iniciar el álbum con “NDA” (producida por Hitkidd) para dejar bien claro que ahora es una nueva Megan y que piensa mirar por ella misma frente a cualquier cosa. Quien se interponga en su camino se encontrará con una Megan con ganas de luchar y con total seguridad acabará derramando sangre (“Sick of bein' humble, 'cause you bitches don't respect that. And the next one of y'all hoes wanna get bold, I'm gon' check that and the next one of y'all blogs wanna spread lies, I'm gon' sue you. And the next bitch that break my NDA, that go for you too”)
Tras la pérdida de su madre en 2019, Megan confesó sentirse tremendamente sola en este complejo viaje de la vida, insegura y desprotegida. La estrella ha tenido que aprender a defenderse a sí misma, a dejar bien claro quién es la jefa, pasar página y entender un presente inesperado (“If I could write a letter to Heaven I would tell my mama that I shoulda been listenin' and I would tell her sorry that I really been wildin'. And ask her to forgive me, 'cause I really been tryin'; and I would ask please show me who been real and get 'em from around me if they all been fake”). En “Anxiety” nos abre su parte más íntima para explicarnos a todo lo que se enfrenta, cómo es la relación con su cuerpo y cómo solo queriéndose a sí misma ha logrado seguir creciendo tanto a nivel profesional como personal. Además, explica cómo todos hablan sobre ella poniendo parches y soluciones a heridas que ni ella misma sabe cómo sanar (“They keep sayin' I should get help but I don't even know what I need. They keep sayin' speak your truth and at the same time say they don't believe, man. Excuse me while I get into my feelings for a second, usually I keep it down but today I gotta tell it”).
Más allá de toda esta literatura que nos hace comprender mejor el mundo de Megan y lo que representa este disco para ella. “Traumazine” se coloca como uno de sus proyectos en los que se deja ver un trabajo de producción fantástico, y cuidado entorno a cada paso sonoro que se da en el mismo. Es un disco de bases sencillas, de beats adictivos, directos y de una producción enfocada a que la artista brille por encima de las melodías. Nos encontramos piezas maestras como esa adictiva base que encadena en “Budget” de la mano de OG Parker (uno de sus clásicos aliados) y la colaboración de Latto. Un bucle de poder que te devora desde la primera escucha y que siempre quieres más. O, por otro lado, delicias noventeras que nadie hace como ella, como esa “Flip Flop”, o la inclusión en el disco de aquella maravillosa “Plan B” que sacó en abril y en la que samplea el “Freek’n You (Remix)” de Jodeci, Raekwon y Ghostface Killah. Tema que curiosamente enlaza con “Southside Royalty Freestyle” en el que habla con orgullo de su ciudad natal y se rodea de rostros de la zona para ello como Sauce Walka.
“I'm her, her, her, her, her, her, her, her. She, she, she, she, she, she, she…”, ladra Megan en ese “Her” seleccionado como single bajo la producción de YoungKio (“Old Town Road” de Lil Nas X). Y es que no hay nadie como Megan en la industria y la artista se ha convertido en un auténtico ejemplo a seguir en un género que, aunque pensemos que ha evolucionado, sigue siendo difícil crecer entre figuras masculinas que lo único que hacen es desprestigiarte. Pero lo bueno es que ella sabe cómo controlarlos a todos, jugar y hacer con ellos lo que quiera. Solo hace falta escuchar “Consistency”, bajo la producción de Bongo (“Girl Like Me” de Jazmine Sullivan), en la que potencia junto a Jhené Aiko toda esa parte de puro sexo y lengua sin filtros que tiene la artista. Al final lo que ocurre es que todos aquellos que no paran de soltar odio sobre Megan se mueren, claramente, por ella porque como bien dice en “Star” (producida por por J. White Did It): “she’s a superstar, she’s a motherfuckin' superstar”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.