Hay que ver cómo es la gente. Mientras la militancia indie no deja de reverenciar a Animal Collective nadie parece darse cuenta de que ahí están Akron/Family pasando por su mejor momento creativo y alcanzando cimas con una facilidad casi insultante.
Los de Brooklyn llevan tiempo avisándonos de sus posibilidades, pero jamás con la rotundidad y la bravuconería de “Meek Warrior”. Aquí, en apenas siete cortes, el grupo va y viene por el folk, la psicodelia, el rock ácido, el out rock y el free jazz (gran parte de la culpa es que hayan grabado en Chicago y con la ayuda del batería Hamid Drake, curtido junto a Peter Brotzmann o Pharaoh Sanders), haciendo lo que les viene en gana en todo momento. Por eso, tan pronto suenan religiosos (“Gone Beyond”, “The Lighting Bolf Of Compassion”) como nos dejan patidifusos con una demostración de poder inigualable: una “Blessing Force” en la que mutan en una banda distinta a cada minuto –y son nueve largos- sin apenas pestañear, consiguiendo la canción más completa que nunca hayan grabado.
Quizás no sean la más grande banda de la historia del rock como insiste en describirles su mecenas Michael Gira, pero por lo menos mientras suena “Meek Warrior” a un volumen respetable me lo parecen.
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