El espléndido disco debut de MaxÏmo Park luce cada vez más como un bonito recuerdo del pasado, símbolo de ese grupo esperanzador que fuera, en sus inicios, la formación liderada por Paul Smith. “A Certain Trigger” (Warp, 05) fue, en efecto, un compendio incontestable de aspecto post-punk, capaz de secuenciar una diana tras otra en una punta de lanza que, desde entonces y con alguna excepción puntual –“Our Earthly Pleasures” (Warp, 07) y “Too Much Information” (Daylighting, 14) estarían entre lo salvable–, ha ido perdiendo filo con el paso del tiempo.
“Stream Of Life” es ya el octavo álbum de estudio de los británicos, y confirma la más que preocupante inercia que guía a la banda desde hace quince años. Sitos en la actualidad más cerca del indie-pop de guitarras que de aquel post-punk agresivo agraciado con melodía de los inicios, los de Newcastle entregan una referencia sencillamente anodina y reiterativa en el que apenas cabe salvar dos o tres de sus piezas antes de desechar el resto del producto sin remordimientos. Las elegidas serían “Your Own Worst Enemy” y, sobre todo, “Favourite Songs” y el medio tiempo “Stream Of Life”. Unas destacadas que comparten espacio con cortes tibios del tipo de “Quiz Show Clue”, “Doppelgänger Eyes”, “I Knew That You'd Say That” o “The Path I Chose”.
No es que la presente entrega sea un mal disco en términos de sonido o incluso de contenido; simplemente es que luce del todo inofensiva y no aporta nada a la maraña indistinguible de títulos previos de Maxïmo Park. Una circunstancia demasiado habitual en la trayectoria del combo y que, en efecto, resulta alarmante, cuando no algo exasperante. Maxïmo Park es, en definitiva, un grupo que motiva cada vez menos ilusión, acomodada como está en torno a una trayectoria comatosa que, por momentos, comienza a tornarse irritante de pura impotencia.
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