Maximiliano Calvo publica su primer EP, ‘El lío de Maximiliano’ y saluda con cortesía y vestido de sastre a una nueva etapa en su carrera en la que, con la nostalgia del bohemio, mira hacia atrás, a la música popular que sirve como uno de los puentes que se lanzan entre las clases populares de España y Latinoamérica para sentirse hermanados a pesar de los kilómetros.
‘El lío de Maximiliano" es un trabajo ambicioso en su factura y plagado de ramalazos de valentía creativa: la nostalgia con la que canta sobre el pasado y sobre su propia vida, muchas veces con cierta amargura, siempre con vocación poética y un malditismo consciente que utiliza como motivo estético y lírico, no se queda en mero artificio sino que, al igual que la música popular de la que bebe, sirve como puente, esta vez entre futuro y pasado, convirtiéndose en ladrillo y cemento presente para lograr la anhelada conexión temporal.
Como es evidente, en el trabajo de un artista joven como Maximiliano Calvo (joven para la música que hace, claro) encontramos las incertidumbres del que llega a una ciudad nueva por primera vez para hacerse un hueco entre sus calles. Todavía no llega el argentino a conocer los nombres de todos con quienes se cruza, y alguna vez yerra y saluda como no debe. Por ejemplo, en el Remix de ‘Malnacido’; atractivo pero falto de la trascendencia necesaria cuando uno se viste de gala. Con quien sí se congracia inmediatamente es con una Madrina como María Jiménez, con cuya invitación a gozar del mundo de la copla y las noches antiguas en Chicote se abre el trabajo.
Imperfecto, ‘El lío de Maximiliano" es, sin embargo, prometedor. Echa uno de menos que se convierta en un larga duración donde el artista se deje llevar más. Será cuestión de tiempo viviendo en este universo que está creando y definiendo. ‘La Despedida’ junto al gran Paco Soto y la sutilísima Dani Costas es la pieza más arrebatadoramente hermosa del ‘El lío de Maximiliano", quizá cuando menos bohemio se muestra. ‘CUMBIAHHH’ es divertida y callejera, y tiene lo mejor de la música en directo y lo mejor del estudio al mismo tiempo.
El directo de Maximiliano Calvo y su banda (Víctor Elías, Carlos Ares,…), ya que estamos, es realmente asombroso. Tuve el placer de verle en el Café Berlín de Madrid (otra vez la bohemia, los cafés y la noche) y ahí sí, este trabajo crece y se convierte en otra cosa, algo superior. En una sociedad y en una cultura musical que entran como borregos a un Siglo XXI que cada vez da más miedo cuando se mira con los ojos de quien conoce el pasado, dos proyectos como estos -el EP y el artista en sí- que quieren durar en el tiempo y, que desde el principio, apuestan por una carrera larga con buenos bocados -y alguno no tan bueno pero valiente- y no por un snack insípido hecho en una fábrica por máquinas sin alma, son motivos de sobra para, por lo menos, entrar a probar lo mejor de la carta. Siempre después de haber tomado algunas copas y en el último momento de la noche, por supuesto.
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