Catspaw

Estrena nueva discográfica una de las mentes más brillantes del pop de guitarras actual. Eso normalmente suele manifestarse de alguna manera en la práctica. Cambios a veces más evidentes y otras menos, aunque en el caso de Matthew Sweet parece como si nada hubiera pasado. No son pocos los que han criticado ese aspecto cosa que, en mi caso, considero todo un acierto. Tampoco son minoría los que aseguran que en este disco Sweet sigue tirando de piloto automático y que ya lleva demasiados discos sin dar el do de pecho. Algunos hablan incluso de “In Reverse” (99) como su última gran obra. Y ahí sí que no estoy de acuerdo. De hecho, esta me parece su mejor colección de canciones en este nuevo siglo y eso, tratándose de Matthew, al que siempre exigimos mucho, es algo a considerar.

Así que decimoquinto trabajo en estudio y la impresión de que ha recuperado la pulsión que parecía haber, no ya perdido, sino conservado en formol especialmente en sus dos trabajos anteriores. Enérgico y visceral, pero cuidando la melodía, como siempre, Sweet entrega su colección de canciones más oscuras – que no está la cosa para muchas fiestas – pero también la que da a las guitarras mayor protagonismo en mucho tiempo, y eso es una gran noticia. Eso sí, que nadie confunda oscuridad con pesimismo, porque aquí hay una cierta línea de optimismo y, sobre todo, mucha esperanza. “Challenge The Gods” o “Give A Little” son buena prueba de lo que digo. Y es que con esos riffs –el sonido Neil Young y sus Crazy Horse asoma por ahí las orejas– y esa forma de encarar una canción, la vida solo puede ir mejor. Bienvenido de nuevo al redil Matthew. Necesitábamos un disco como este y tú nos lo has dado. Solo deseamos verte pronto presentándolo en nuestros escenarios.