Emperor of Sand
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Emperor of Sand

8 / 10
David Sabaté — 12-04-2017
Empresa — Warner Music Spain
Género — Metal

“Podrían haber sido como los mejores Metallica”. “Se han vendido”. “Son muy progresivos”. “Son muy bestias”. “Son muy pop”. La cantidad de comentarios que uno llega a oír sobre Mastodon al final del día son tan numerosos como dispares y, a menudo, simplistas. Con los autores de “...And Justice for All” tienen en común, cierto, las estructuras prog, largas e intrincadas, de ese disco, algo que se mantiene en este “Emperor of Sand” que conjuga en futuro la libertad psicodélica de “Crack the Skye” y la contención y el foco mostrados con acierto en “The Hunter”.

En su nueva obra, los de Atlanta sacan pecho y se mueven más confiados de lo habitual entre ambas esferas, no tanto ya alternando registros, sino integrándolos con naturalidad en una misma canción. Al margen de algunos ejemplos más netamente heavys (“Andromeda” o “Scorpion Breath”, con las colaboraciones de Kevin Sharp de Brutal Truth y Scott Kelly de Neurosis, respectivamente) o de las más pegadizas “Show Yourself” –muy Queens of the Stone Age–, “Steambreather” –con algo de grunge alucinógeno– o “Precious Stones” –puro groove con unas brillantes dobles guitarras maidenianas–, abundan aquí las canciones matrioshka, donde los temas esconden varios temas en su interior. Es el caso de las bipolares “Roots Remain”, de arranque furibundo y clímax melancólico y oscuro salpicado de frágiles arpegios y arreglos de piano; “Clandestinity”, con unos irresistibles sintetizadores sci-fi; o “Ancient Kingdom”, con una de las partes vocales más logradas del disco y un aire grandioso y épico –campanas incluidas– que te eleva dos palmos del suelo. Aunque la guinda es, probablemente, lo mejor del disco: una “Jaguar God” que empieza tras los pasos acústicos y ensoñadores de “The Sparrow” para desplegar sin titubeos medios tiempos de melodías irreales, un acelerón que parece homenajear a Motörhead y un cierre con algo de Pink Floyd; una pieza de ocho minutos tan bella, triste y poderosa como el fondo de un disco marcado por el cáncer de algunas personas próximas a la banda y por la lucha y las ganas de vivir. Otro álbum mayúsculo de un grupo con pocos competidores cuya máxima “losa” ha sido trascender la etiqueta metal.

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