La salida de "Mastercaster" es la consagración de un rapero en la escena española. Midas Alonso se viralizó como un meme tras la salida de "Brixton" y el ya mítico "Dónde está Sturridge". Sin embargo, los 18 cortes que conforman el álbum sirven para reafirmar un estilo propio, marcado por rimas que no riman, pero cargadas de musicalidad, sentido y un mensaje que crea una atmósfera única y reconocible. El universo Midas recorre bares, casas de apuestas, fiestas techno, drogas y decadencia. Y el mayor halago que se le puede hacer es que, aunque esos conceptos sean una tónica común a lo largo de la mayoría de las canciones, uno no lo percibe como un trabajo repetitivo. El problema estará en los más que probables imitadores que le puedan salir. Ellos sí serán un meme. Para hacer de Midas Alonso necesitas su aura.
Joan Antoni Estades de Moncaira le dijo a Javier Cárdenas en Crónicas Marcianas que no todo tenía que rimar. Y era cierto. Midas Alonso eleva la no rima a un arte. Ya lo dice en "Mufasa", "el secreto no está en la masa, está en la salsa". A Midas Alonso podríamos definirle como el rapero que todo lo que toca lo convierte en rima. En un Tony Soprano de la Sierra de Madrid que rocía de salsa una chapata de gamo en Tembleque y no un sándwich de gabagool en New Jersey.
Además de rapero, Midas Alonso también es actor, algo que se ha evidenciado en los videoclips publicados hasta la salida del disco. Debido a su compromiso con el aspecto cinematográfico, "Mastercaster" viene acompañado por 18 piezas audiovisuales en las que no solo deja constancia de sus dotes como rapero, sino también como intérprete.
Midas es un ejemplo más del sonido tan propio y coyuntural de la Sierra de Madrid, que ha dado figuras del micrófono de la talla de Gloosito, Natos, Denom, Grecas o Al Safir. El amor por su terruño queda demostrado en sus colaboraciones: Ardo440, Krone, Mxndxz, Al Safir y Chalo. Todos de la Sierra. Más que un acto chovinista, este hecho se percibe como una especie de reivindicación ante la intrínseca posición clasista que siempre toma la ciudad frente al pueblo. De esta fórmula se sale Trapani, el hijo de la pena. Sin embargo, "Lágrimas de Ferralla" encaja en el proyecto. El autor de Órale y Renacer fluye con Midas Alonso en el marco de la amargura, la ruina, la noche y el arrepentimiento.
La producción de todo el álbum recae en el también serreño Delson Aravena. Ovejas Negras es obra de Drisket, icónico productor del underground de Madrid. Que el sonido venga de sus manos tampoco es una casualidad.
Debemos volver a Sturridge. El fútbol es un aspecto troncal en Midas Alonso. Fifa Street son cinco minutos de barras para frikis futboleros. Twitter Fútbol le dio a Midas Alonso la popularidad, y él devuelve el regalo con un himno para todo aquel que ame la redonda.
En "Mastercaster" también hay dos canciones que deben ser mencionadas ya que Midas Alonso se pone sentimental. En "Llantos y Ortigas" vemos a un Midas desgarrado por un antiguo amor y el recuerdo del sabor amargo de la ruptura y la melancolía: “Tus pelos largos, tus leotardos, tus ojos pardos de leopardo, tus rasgos, tus (muertos). Todavía oigo tus polvos por el pasillo. ¡Tus llantos, me cago en San Dios!”, reza. Por otra parte, "Cóndor" también habla desde un sentimiento puro ante la ausencia de un amigo en la cárcel. Esta canción sirve para finalizar el proyecto. Y es aquí, en los últimos segundos, donde llega la ruptura conceptual. Tras el tono derrotista de todo lo anterior, Midas se despide con un mensaje optimista y esperanzador.
Los moralistas hablarían de la apología a las drogas y a las apuestas, dos plagas que tienen gran incidencia en los barrios populares. Sin embargo, Midas Alonso tan solo cuenta lo que ve, y quien escribe estas líneas no cree mucho en eso de la moral.
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