Los franceses David-Ivar y André decidieron escaparse de la ciudad de París durante el verano de 2002 para instalarse en Brooklyn, entablar relación con algunos de los nombres clave del movimiento anti-folk y enlatar un disco llano plagado de colaboraciones. The Flower Choir Ensemble, Diane Cluck, Laura Hoch y Jack Lewis son algunos de los nombres acreditados en estas doce canciones de folk legañoso, lo-fi premeditado y toques indie de estar por casa.
El sutil guiño a Yo La Tengo -“I love It when night falls on Hoboken...” cantan en “Red Blue Eyes”- y la cita robada a Daniel Johnston en la que dice que el amor es para los perdedores, contextualizan un álbum al que le falta algo más de nervio y convicción. Uno de los versos del último corte –“hay demasiada gente cantando buenas canciones” sueltan en “So Not What I Wanted”- no sólo nos demuestra el estado de ánimo en el que queda atrapado el disco, sino también la fragilidad del devenir de la banda. Quizá una descarga de electricidad, chillidos y autocrítica desvergonzada por parte de los irreverentes, y ya funestos Moldy Peaches buque insignia del anti-folk, les hubiera activado las neuronas para dar dos pasos más allá y alcanzar un mínimo de actitud con el que despertar al oyente.
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