Aunque hay quien no lo vea así, aprecio a los músicos que experimentan cosas nuevas. No hay nada más aburrido que escuchar el mismo disco. De hecho, creo que para volver en condiciones óptimas a tus raíces tienes que atravesar ese periodo de ensayo y error en el que busques llevar tu música a otros terrenos. Hace poco leía un artículo en que se llegaba a esta conclusión: Neil Young ha acabado siendo quien es ahora por esos tres discos fuera de su onda que grabó en los ochenta, a pesar de lo poco valorados que están por público y crítica.
A Mark Lanegan su comunión con la electrónica le ha permitido agarrar una luz nueva. Precisamente, en este álbum casa esa faceta con la de toda la vida, esas canciones tan tristes y tan profundas que siempre le han caracterizado. El objeto de esta colección es acompañar la lectura de su reciente biografía (“Sing Backwards And Weep”). El propio Mark ha reconocido que este disco es el gran regalo que la da haber escrito esas páginas. A petición de sus consejeros en el sello, Lanegan ha grabado un disco en que están todos los elementos que han regido su vida artística, siendo su obra más ecléctica y la más completa al mismo tiempo.
Hay guitarras acústicas, sintetizadores, cuerdas y, sobre todo, la voz de Lanegan que luce como en sus primeros discos. “Straight Songs Of Sorrow” empieza con “I Wouldn't Want To Say”, una introducción áspera y catártica que funciona como confesión, es un hilo directo a su biografía. En “This Game Of Love” le acompaña la voz de su mujer Shelley Brien, rememorando los duelos de la bella y la bestia con Isobel Campbell. En piezas como “Ketarmine” o “Skeleton key” escuchamos al músico atormentado al que estábamos tan acostumbrados y, en uno u otro pasaje, la llegada de amigos ilustres: John Paul Jones, Warren Ellis, Greg Dulli, Mark Norton... Sin embargo, el corte que resume mejor el espíritu del disco es “Ballad Of A Dying Rover”, que nos pone en bandeja de plata la extraña conexión con Leadbelly y el “MTV Unplugged” de Nirvana. El propio Lanegan ha colocado “Straight Songs Of Sorrow” en su podio personal junto a “Field Songs” (01) y “Blues Funeral” (12), como sus discos favoritos. No seré yo quién le discuta la opinión.
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