Si hay una etapa clave para la carrera en solitario de Mark Lanegan, seguramente tenga como epicentro el año 2002. Situémonos: estamos dos años después de la separación de Screaming Trees, con Lanegan metido de lleno en colaboraciones tanto en estudio como en directo con Queens Of The Stone Age. Pero, sobre todo, estamos en un año bisagra entre “Field Songs” (Beggars Banquet, 01) y “Here Comes That Weird Chill” (Beggars Banquet, 03), entre un Lanegan más acústico, cercano al folk y al blues arenoso, y un Lanegan eléctrico y oscuro. Es por eso que este material, registrado en abril de 2002, se presenta a priori como el eslabón perdido. ¿Lo es? Pues la verdad es que no.
Los doce cortes del disco no se apartan demasiado de lo que encontramos en álbumes anteriores: un sonido semiacústico marca de la casa enriquecido por la aportación de Bukka Allen a las teclas y de Ian Moore al sitar. Al final funciona mejor como una vuelta a los orígenes para los desencantados con el último disco de Lanegan, y lo cierto es que en ese sentido cumple a la perfección. No es una colección de rarezas sacacuartos para coleccionistas, sino un álbum notable, menor en su discografía pero disfrutable al fin y al cabo. Sin duda el principal interés recae en “When It's In You (Methamphetamine Blues)”, que tendría poco después su metamorfosis eléctrica en “Here Comes That Weird Chill” y en “Bubblegum” (Beggars Banquet, 04), pero tampoco hay que despreciar buenos temas como “High Life”, “Blind” o “Way To Tomorrow”, que no se cuentan entre lo mejor de su discografía pero cumplen y podrían haber sido editados sin problema en cualquier otro trabajo.
En definitiva, si no eres de los que quedan atrapados por cualquier cosa que salga la garganta del de Ellensburg puedes pasar de largo, pero si lo eres y buscas reconciliarte con aquel Lanegan más cercano al desierto que a la pista de baile, “Houston” es tu disco.
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