Hey Mr Ferryman
DiscosMark Eitzel

Hey Mr Ferryman

8 / 10
José Carlos Peña — 20-01-2017
Empresa — Decor Records
Género — Pop

Escuchando recientemente el último disco de American Music Club, “The Golden Age”, encontré perfectamente natural que Mark Eitzel haya elegido al británico Bernard Butler como productor y arreglista de su nuevo trabajo. No tanto porque haya una conexión clara y voluntaria entre ambos trabajos -lo desmiente su propio artífice-, sino porque las canciones del californiano irradian una calidez que le viene como anillo al dedo a Butler y su idea orgánica del sonido y lo que debe ser un disco. (Para ejemplo, los dos últimos álbumes de Ben Watt, en los que Butler ha hecho también de productor y algo más). La huella de Butler aquí también es nítida: Es evidente que “Hey Mr. Ferryman” tiene, en canciones como “An Answer” o “The Road” un tono inconfundiblemente británico. Pero que nadie se asuste, sin embargo. Mark Eitzel está intacto.

El caso es que el alma de American Music Club no ahorra elogios al ex guitarrista de Suede, al que califica sin frivolidad alguna de “genio”. Y en este disco (el décimo en solitario según el sello) se percibe un entendimiento intuitivo, casi telepático entre ambos músicos. El ex Suede pone sus guitarras sofisticadas, los bajos, los arreglos de teclado y mucha delicadeza y amor al servicio de una colección de canciones que muestran a un compositor que juega desde hace tiempo en la liga de los clásicos vivos que sintetizan en canciones suspendidas en el tiempo toda la rica tradición musical anglosajona. Compasión hacia los desheredados, amor, humor vitriólico.

Eitzel asegura que quería hacer un disco pop, proyectando más su inconfundible voz. Su interpretación vocal es sobresaliente. Pero aunque el tono general del disco es decididamente melancólico (ninguna novedad), es algo más crepuscular de lo habitual. Quizá su infarto de 2012 tenga algo que ver. O la producción y los arreglos de Butler. O todo. Es una densidad sonora, en cualquier caso, cálida y serena, de clasicismo bien entendido, la de esos artistas que con el tiempo tienen más preguntas que respuestas, y que las formulan sin estridencias, hechizando al oyente. Son canciones de una honestidad cruda que duele, como “The Last Ten Years”, “The Road”, “In My Role as Professional Singer and Ham”, la acústica “Sleep from My Eyes” o “La Llorona” -en la que Mark Eitzel y Butler se desmelenan por terrenos más robustos y rockeros-. En definitiva: Uno de sus mejores trabajos de este siglo. Y probablemente, del anterior.

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