Poco después de lanzar el decente “We Are Chaos” en 2020, Marilyn Manson se vio una vez más envuelto en una de esas polémicas ya inherentes a su carrera artística e incluso más importante que su música para las personas más morbosas. En 2021, la discográfica Loma Vista Recordings cortó relación con el músico después de que su ex, Evan Rachel Wood, lo acusase de abusos sexuales y psicológicos, los cuales presuntamente ya había ejercido sobre otras tantas mujeres pero que, en cambio, chocaban con la realidad de otras de sus exparejas que salieron en su defensa y de algunas pruebas policiales.
Aunque el tema de las cancelaciones y la caza de brujas de algunas personas hacia músicos o actores es algo candente y complicado, lo cierto es que parece que en los últimos años se están mezclando las tan necesarias denuncias hacia esos seres repugnantes y abusivos, los cuales deben pagar sin duda por todo lo que han hecho, con esa facilidad pasmosa de señalar a una persona por redes en pos de que no se le dé chance ninguno para explicarse. De todas formas, todo indica que Manson no es uno de los damnificados por estos temas: está hecho a ellos, tiene poder para hacer callar a quien le apetezca con dinero, y ha continuado su carrera como si no hubiese pasado nada con un nuevo disco que se acaba de estrenar bajo el nombre de “One Assassination Under God - Chapter 1”.
Dejando un poco de lado que Manson tenga toda la pinta de abusar de su poder para hacer lo que le apetece y que es cierto que a las semanas o meses las “cancelaciones” (en este caso justificadas por varias tías que se han atrevido a plantarle cara a este magnate del rock pasado de rosca), estas se pierden en la inmensidad de las redes sociales dejando a víctima y verdugo prácticamente en el mismo lugar mientras los guerreros de la justicia social de Twitter y de Instagram buscan a su siguiente presa olvidando a la anterior en un acto que parece una batalla de egos misógina que siempre acaba dejando atrás a las personas acosadas, violadas, maltratadas o abusadas-, este duodécimo álbum de estudio de Marilyn Manson no está nada mal si nos ceñimos únicamente a lo musical.
Separando ya la obra del artista (con consciencia de lo que ha hecho, claro), decir que “One Assassination Under God - Chapter 1” es un regreso muy agridulce del artista y su banda con unos cuantos temas que se quedan a gusto en la cabeza y están bien estructurados (“Nod If You Understand”, “As Sick As The Secrets Within”, “Raise The Red Flag” y “Sacrifice Of The Mass”) pero que están lejos de ser la repanocha. Con el productor Tyler Bates haciendo de abogado del diablo después de siete años sin trabajar con Marilyn, el disco se siente ciertamente como un resurgir de ese rock industrial y gótico con dejes metaleros que hizo famoso al músico, pero también echa bastante para atrás por esa sobreproducción y saturación, a lo que se une esa actitud lírica de héroe arrepentido y victimista que no acaba de sentirse como sincera.
Esta nueva obra del estadounidense tiene a su favor el poder de la nostalgia de sus álbumes de los años 2000 y una estructuración cohesiva además de unos elementos cinemáticos atractivos, algo de reflexión en torno a la redención, la muerte y las adicciones, y unas partes vocales que hasta sorprenden devolviendo a Manson incluso a su juventud (cosa que lleva a pensar en que esa terriblemente plana y chirriante producción esconde una voz retocada hasta la saciedad) sin dejar nunca ese halo oscuro que siempre ha estado en sus composiciones.
Lo cierto es que Marilyn Manson ya no impacta como hace 20 o 30 años, y es posible que jamás lo vuelva a hacer. Este primer capítulo de lo que parece que será una saga repasando su carrera y vida con el aparente fin de intentar reflotar su fama un poco a la desesperada es como un marcapasos que consigue mantenerlo con vida como ese misterioso icono pop que hace casi 30 años reventó la industria, pero que no va más allá ni invita demasiado a repetir. Lo que viene siendo un aprobado raspado de esos que algunos profesores regalaban por cortesía al alumno que se esforzaba un poco.
Para finalizar por donde comenzó esta reseña, recalcar que no hay que dejar ni mucho menos de lado todo lo que hay detrás de esta persona y sus actos, y que esto es simplemente una apreciación artística. De acusaciones formales, juicios y otros temas legales que esperemos que se encargue la gente que sabe de ello y que lo haga bien atendiendo a la realidad.
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